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viernes, 21 de noviembre de 2025

GRITAR BIEN FUERTE

"En nombre de los muertos, y en cartas envueltas en pergamino, nos dicen que nuestra vida consiste en la pacífica y piadosa meditación de las Escrituras y en un silencioso retiro del mundo. Pero si uno lee los profetas con los ojos y los oídos abiertos, no puede por menos de reconocer su obligación de gritar bien fuerte sobre la voluntad de Dios, sobre la verdad de Dios y la justicia del hombre para con el hombre".

Thomas Merton, Conjeturas...

LA OSCURIDAD ES SUFICIENTE

«Tú no eres como yo te he concebido Señor, es casi medianoche y estoy esperándote en la oscuridad y envuelto en el silencio. Siento dolor por todos mis pecados. No dejes que te pida más que poder sentarme en la oscuridad, ni que encienda ninguna luz por mi cuenta, ni que me deje invadir por la marea de mis pensamientos para llenar el vacío de la noche en que te espero. 

Para permanecer en la dulce oscuridad de la pura fe, deja que me convierta en nada a la pálida y débil luz del sentido. En cuanto al mundo, haz que me vuelva para él totalmente desconocido para siempre. Y que así, gracias a esta oscuridad, pueda llegar al fin a tu claridad. Que, tras hacerme insignificante para el mundo, pueda percibir los infinitos sentidos que encierran tu paz y tu gloria. 

Tu resplandor es mi oscuridad. No sé nada de Ti, y por mí mismo ni siquiera puedo imaginar cómo llegar a conocerte. Si te imagino, me equivoco. Si te comprendo, me engaño. Si soy consciente y estoy seguro de conocerte, estoy loco. La oscuridad es suficiente». - 

Thomas Merton
Diálogos con el Silencio

miércoles, 15 de octubre de 2025

EL MUNDO, A LAS PUERTAS DE GETSEMANÍ

"El «mundo» con sus divertidos pantalones, que ni siquiera sé cómo los llaman, con sus sandalias, sus gafas de sol, sus abultados culos, sus vientres, sus nervios (también mis nervios y mi vientre), su cabello, sus dientes. Su charla. No tengo palabras para el mundo. No comprendo el miedo que le tengo, que incluye una cierta fascinación y una sensación de mareo en la boca del estómago, teniendo en cuenta que yo mismo formo también parte de él. El olor de sus lociones está presente ya en el ala de nuestro monasterio correspondiente a la fachada y en nuestros oficios. Los pequeños trozos de papel impreso que nosotros enviamos fuera son respuestas a sus taimadas insinuaciones de complicidad. No me preocupa lo que dice Bruno James, porque yo debo escribir sobre todo esto, aunque no tal vez con el empaque de un predicador o de un profeta. Escribir acerca del mareo que me produce la peste, la muerte bronceada. Para empezar, debo reunir todas las palabras que no conozco: los nombres de plásticos, las drogas, los aceites, los lubricantes que hacen que el mundo huela así y se mueva de este modo. De hecho, personalmente me siento como un niño que vive en un burdel (o en la casa de al lado) e intuye qué es lo que está pasando, siente lo que pasa como si todo el lugar estuviera impregnado de una maliciosa diversión por la que hay que pagar. A fin de cuentas, el sexo es lo que se ha extraviado tal vez en todo, pero también eso es la tentación: que yo condescienda con mi propia manera de ser al elevar un coro de exacerbadas protestas".

Thomas Merton
Diarios, julio de 1961

martes, 7 de octubre de 2025

VER CON OJOS NUEVOS

"Cuando estuve en Louisville el otro día, no me impresionó nada en particular. Me sentí completamente ajeno a todas las cosas del mundo y a su actividad, pero no por ello dejé de simpatizar con las personas que iban y venían. En general me parecieron más reales que antes, y más dignas de ser miradas con simpatía".
Thomas Merton, El signo de Jonás
(14 de agosto de 1948)


Qué texto tan delicado y revelador. Merton, desde su mirada contemplativa, describe una experiencia de desapego profundo, pero no como indiferencia ni juicio. Al contrario, lo que emerge es una simpatía más pura, más libre, más real. Aquí van algunas resonancias:

🌿 Una contemplación sin posesión
Merton no se deja impresionar por lo externo, lo espectacular, lo ruidoso. Su desapego no es rechazo, sino una forma de estar presente sin apropiarse.
Al sentirse “ajeno”, no se aísla: se libera de la necesidad de intervenir, de controlar, de juzgar. Y desde esa libertad, puede mirar con ternura.

👁️ Ver con ojos nuevos
Las personas “le parecieron más reales que antes”. Es como si, al soltar sus propias expectativas o distracciones, pudiera verlas en su ser más simple y digno.
Esa simpatía no nace del entusiasmo ni del interés personal, sino de una mirada que reconoce la humanidad del otro sin filtros.

🕊️ Una espiritualidad encarnada
Aunque Merton es monje, no se aleja del mundo por desprecio. Su contemplación lo lleva a una forma más profunda de comunión: silenciosa, respetuosa, amorosa.
Este pasaje podría ser una invitación a mirar nuestras comunidades, nuestras calles, incluso nuestras tareas cotidianas, con esa misma simpatía despojada.

domingo, 5 de octubre de 2025

DE LA CULPA AL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA

Sanar una espiritualidad marcada por el miedo

En muchos espacios religiosos, hemos aprendido a vivir la fe con miedo: miedo a fallar, a no ser suficientes, a decepcionar a Dios. La culpa se vuelve costumbre, y la espiritualidad, una carga. Pero ese no es el camino que Jesús propone.

La culpa nos encierra. Nos hace mirar hacia atrás, repetir errores, sentirnos indignos.
La conciencia, en cambio, nos despierta. Nos ayuda a ver con claridad, a elegir con libertad, a crecer con responsabilidad.

La culpa dice: “No vales, no puedes, no mereces.”
La conciencia dice: “Esto no está bien, pero puedes aprender, cambiar, volver a empezar.”

Una espiritualidad sana no se basa en el miedo, sino en el amor. No nos paraliza, nos transforma. Nos invita a reconocer nuestras sombras, sí, pero para abrirnos a la luz. Nos llama a vivir como hijos, no como esclavos.

Para sanar una espiritualidad marcada por el miedo, necesitamos:

1. Redescubrir el rostro misericordioso de Dios, que no condena, sino que llama.

2. Pasar del juicio al discernimiento, del castigo al aprendizaje.

3. Cultivar prácticas que despierten la conciencia, como la oración, la lectura del Evangelio, el acompañamiento espiritual.

4. Vivir la fe como camino compartido, donde nadie se salva solo, y todos somos sostenidos por la gracia.

Dios no quiere que vivamos culpables por existir, sino que aprendamos a vivir con sentido, con amor, con verdad.

martes, 16 de septiembre de 2025

¿CÓMO RECIBIÓ THOMAS MERTON LOS CAMBIOS LITÚRGICOS POSTERIORES AL VATICANO II?

Thomas Merton
, como monje trapense profundamente arraigado en la tradición litúrgica, vivió los cambios del Concilio Vaticano II con una mezcla de apertura espiritual y discernimiento crítico. Su comunidad, los cistercienses reformados, valoraban la liturgia como fuente de contemplación, comunión y transformación, no solo como rito.

📖 Merton y la liturgia postconciliar

En su obra Tiempos de celebración, Merton subraya que la liturgia no es un espectáculo clerical, sino la acción del Cuerpo de Cristo entero. Él escribe: La liturgia no es algo que hace el sacerdote y que contemplan los demás. Es más bien la celebración de todo el Cuerpo de Cristo, sacerdote y fieles”.

Este enfoque está en sintonía con Sacrosanctum Concilium, que promovía una participación plena, activa y consciente de los fieles. Merton no se opone a los cambios, pero sí advierte contra una superficialidad ritual que puede surgir si se pierde el sentido místico y contemplativo de la liturgia.

🧭 Tensiones que Merton percibe

Desacralización involuntaria: Temía que el paso al lenguaje cotidiano y la simplificación de los ritos pudiera diluir el misterio.

Pérdida del silencio: Para Merton, el silencio litúrgico era espacio de comunión con Dios. La nueva liturgia, más verbal y comunitaria, requería un nuevo equilibrio.

Ritual vs. experiencia: Aunque apoyaba la reforma, insistía en que la liturgia debía seguir siendo una experiencia de transformación, no solo de participación.

🌿 Su respuesta espiritual

Merton no se atrincheró en la nostalgia. Más bien, buscó reencantar la liturgia desde dentro, integrando la renovación conciliar con la profundidad monástica. En sus diarios y cartas, se nota su esfuerzo por educar a los jóvenes monjes en esta nueva visión: una liturgia que no pierde su alma, sino que se abre al mundo sin dejar de ser misterio.

sábado, 13 de septiembre de 2025

CELEBRAR PARA TRANSFORMAR

En medio de las tensiones que atraviesan nuestras comunidades —entre lo antiguo y lo nuevo, entre la identidad y la exclusión, entre la fe vivida y la fe ritualizada— la liturgia se ha convertido, muchas veces, en campo de batalla. Pero no fue pensada para eso. La liturgia es el lugar donde el misterio se hace carne, donde el pueblo se reúne para escuchar, celebrar y ser transformado. Es comunión, no ideología. Es escuela del Reino, no espectáculo religioso.

Esta entrada en el blog quiere ser una invitación a redescubrir la liturgia como espacio de formación espiritual, reconciliación comunitaria y encarnación cotidiana. No como teoría, sino como camino.

📚 1. La liturgia como escuela del Reino

La liturgia no transmite ideas abstractas. Transmite vida. En ella, el pan se parte, la Palabra se escucha, el cuerpo se inclina, el canto se eleva. Cada gesto enseña algo: que somos llamados a compartir, a escuchar, a responder, a esperar.

Jesús no dejó un manual. Dejó gestos: partir el pan, lavar los pies, bendecir a los pequeños. La liturgia recoge esos gestos y los ofrece al pueblo como camino. Celebrar es aprender a vivir como Él vivió: con humildad, con apertura, con ternura.

La liturgia forma el corazón sin imponerlo. Educa sin moralizar. Nos enseña a vivir el Evangelio sin necesidad de explicarlo todo.

🧎‍♂️ 2. El cuerpo que ora: gestos, silencio y presencia

En una cultura que fragmenta el cuerpo, la liturgia lo recupera como lugar de revelación. No solo pensamos la fe: la encarnamos. La celebramos con los pies que caminan, las manos que se abren, los labios que cantan, los ojos que contemplan.

Cada gesto litúrgico —la señal de la cruz, la inclinación, el abrazo de paz— es lenguaje espiritual. El silencio no es ausencia de sonido: es presencia plena. Las posturas —estar de pie, arrodillarse, caminar en procesión— educan el alma.

Cuando el cuerpo participa, la fe se encarna. Cuando el cuerpo se ausenta, la liturgia se vuelve abstracta. Celebrar con todo el ser es abrirse al Dios que se hizo carne.

🤝 3. La liturgia como espacio de reconciliación

En tiempos de polarización, el rito puede dividir o puede unir. Puede imponer o puede acoger. Puede ser espectáculo o puede ser comunión.

La Eucaristía no es propiedad de unos pocos. Es mesa compartida. Es lugar donde todos —clérigos y laicos, jóvenes y ancianos, buscadores y creyentes— pueden encontrarse con el Dios que se hace pan, palabra, gesto compartido.

Reconciliar no es uniformar. Es acoger. Es permitir que el gesto compartido nos devuelva al centro. Cuando el rito se vive como encuentro, el Reino se hace presente.

🌾 4. Del altar a la calle: liturgia y vida

La liturgia no termina con la bendición final. Comienza allí. Lo que celebramos en el altar está llamado a encarnarse en la calle, en la casa, en el trabajo, en el dolor y en la esperanza del pueblo.

El gesto litúrgico —el compartir el pan, el saludo de paz, la escucha de la Palabra— nos enseña a vivir de otra manera. A partir el pan con los pobres, a reconciliarnos con los que nos duelen, a escuchar sin juzgar.

Celebrar bien es aprender a vivir bien. A bendecir la mesa familiar, a guardar silencio interior en medio del ruido, a reconocer el rostro de Cristo en el que sufre.

Conclusión: celebrar para transformar

La liturgia es escuela, es cuerpo, es puente, es impulso. No es un paréntesis sagrado: es el corazón que late en medio de la vida. Celebrar bien es aprender a vivir con hondura, con ternura, con fidelidad.

Que lo que celebramos transforme lo que vivimos. Que el pan partido nos haga más generosos. Que la Palabra escuchada nos haga más compasivos. Que el silencio compartido nos haga más disponibles.

La liturgia no es propiedad de unos pocos. Es el lugar donde el Espíritu sigue haciendo nuevas todas las cosas.

(P. Valls)

martes, 9 de septiembre de 2025

ÍDOLO: CUANDO EL MISTERIO DIVINO QUEDA COHIBIDO EN UNA IMAGEN FIJA

 

"Un ídolo no es necesariamente un dios representado en forma de animal, un becerro de oro o una pequeña estatua sin respiración, que necesita ser transportada, tal como se describe en las Escrituras hebreas. Más bien comparte la naturaleza del ídolo cualquier representación de lo divino usada de tal modo que se pierda de vista su carácter simbólico y evocativo. Un ídolo hace acto de presencia siempre que una imagen o concepto de Dios ocupa el horizonte cerrando el paso a otros y siempre que este símbolo exclusivo acaba siendo literalizado hasta el punto de quedar suprimida la distancia entre él y la realidad divina. Entonces una imagen comprensible, en lugar de desvelar el misterio, lo que hace es distorsionar la realidad. El misterio divino queda cohibido en una imagen fija, petrificada. Al mismo tiempo, el impulso religioso es maniatado, conduciendo a la inhibición del crecimiento de los seres humanos mediante la prevención de ulteriores búsquedas y hallazgos. 

 A lo largo de las tradiciones judía y cristiana los pensadores proféticos han desafiado la propensión del corazón humano a evitar al Dios vivo domesticando la libertad del misterio divino y convirtiéndolo en una divinidad más manejable. Profetas y pensadores religiosos han insistido desde antiguo en la necesidad de hacer pedazos los falsos ídolos y de escapar de su abrazo en busca del Dios vivo, aunque el lenguaje utilizado se convierte a su vez en candidato a la crítica si se examina de cerca. El proceso no acaba nunca, pues el misterio divino es insondable. En el lenguaje de la patriarquía C. S. Lewis capta el asunto con una claridad elocuente:

Mi idea de Dios no es una idea divina. Necesita ser destruida de vez en cuando Él mismo se hace pedazos. Él es el gran iconoclasta. ¿No podemos casi decir que esta destrucción es una de las señales de su presencia"

Elizabeth Johnson, La que es

miércoles, 3 de septiembre de 2025

THOMAS MERTON Y LA SAGRADA ESCRITURA

En la obra de Thomas Merton, la Sagrada Escritura no es simplemente un texto para estudiar o aplicar moralmente, sino una fuente viva de encuentro, conversión y contemplación. Aunque no dejó una teología bíblica sistemática, sus diarios, cartas y ensayos revelan una visión profundamente espiritual y existencial de la Escritura. Aquí te comparto algunas ideas clave que emergen de su pensamiento:

📖 1. La Escritura como lugar de encuentro con Dios
Merton veía la Biblia como un espacio donde el alma se encuentra con el Misterio. No se trata de dominar el texto, sino de ser transformado por él. En Leer la Biblia, insiste en que la lectura debe ser orante, humilde y abierta a la acción del Espíritu.

🔥 2. Descubrimiento del Antiguo Testamento y los Profetas
En sus Diarios, Merton narra cómo el contacto con los Profetas lo sacudió interiormente. Isaías, Jeremías, Amós... le revelaron una voz ardiente, incómoda, profundamente humana y divina. Reconocía en ellos una crítica radical a la religiosidad vacía y una llamada a la justicia, que resonaba con su propia vocación contemplativa y profética.

🌱 3. Lectura contemplativa y monástica
Influido por la tradición benedictina, Merton promovía la lectio divina: leer, meditar, orar y contemplar. Para él, la Escritura no debía ser instrumentalizada ni reducida a ideas, sino saboreada lentamente, como semilla que germina en el silencio.


🕊️ 4. La Palabra como semilla de identidad y santidad
En Nuevas semillas de contemplación, Merton escribe: “Las semillas que en todo momento planta la voluntad de Dios en mi libertad son las semillas de mi identidad, de mi realidad, de mi felicidad, de mi santidad”. La Escritura, entonces, no solo informa: forma, revela, fecunda.


🌍 5. Universalidad y apertura interreligiosa
Aunque profundamente cristiano, Merton veía en la Escritura una sabiduría que dialoga con otras tradiciones. Su estudio de textos orientales lo llevó a valorar el lenguaje simbólico, poético y místico de la Biblia. Esta apertura no diluye la fe, sino que la profundiza y la hace más hospitalaria.


martes, 2 de septiembre de 2025

THOMAS MERTON Y EL ZEN (2)

Lo que Merton descubrió en el zen no fue una doctrina alternativa, sino una forma de mirar —una actitud interior que resonaba profundamente con su vocación contemplativa. Él no se “volvió budista”, ni abandonó la oración cristiana; más bien, el zen le ofreció una vía para despojarse de lo accesorio, de las construcciones mentales que a veces entorpecen el encuentro con lo Real.

🌌 Zen como espejo del desasimiento cristiano

Deshacer para abrir: El zen no propone añadir creencias, sino soltarlas. Merton vio en esto una analogía con el desasimiento de los místicos cristianos —Juan de la Cruz, el autor de La Nube del No Saber, y el propio Jesús en su kenosis.

Oración sin palabras: El zen le ayudó a comprender que la oración más profunda no siempre necesita palabras, ni imágenes, ni peticiones. Es estar, simplemente estar, ante el Misterio. Esto lo conectó con su experiencia en el bosque de Gethsemani, donde decía que “la oración es como respirar”.

Simplificación radical: En sus últimos escritos, Merton parece más libre, más ligero. El zen le ayudó a soltar incluso ciertas tensiones teológicas, sin perder fidelidad. Como si hubiera encontrado un modo de ser cristiano más desnudo, más inmediato.

No-dualidad y comunión: Aunque el cristianismo habla de comunión y el zen de no-dualidad, Merton intuía que ambas apuntan a una misma experiencia: la superación del yo separado, la entrada en una unidad que no se puede poseer, solo habitar.


📜 Una imagen que lo resume

En una carta a Suzuki, Merton escribió:

Creo que usted y yo estamos tratando de decir lo mismo, pero en lenguas diferentes.”

Esa frase revela su humildad y su apertura: no buscaba fusionar tradiciones, sino dejar que se iluminaran mutuamente.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

AMIGOS DE THOMAS MERTON.

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.